Querétaro 23/08722.- Después de un año del asesinato de Athos y Tango, hoy se ha dejado precedente tras declarar culpable al responsable identificado como Benjamín “N” y fue sentenciado a 10 años y medio en prisión, además de pagar más de dos millones de pesos como reparación del daño.
Este juicio es el primero en lograr una sentencia en contra de aquella persona que atente contra la vida de un animal, lo cual se espera que dé una lección a los maltratadores, como es el caso de este hombre de 60 años que envenenó a los lomitos rescatistas de la Cruz Roja, con toda la intención y dolo, según la jueza Alicia Basurto García.
Y es que, en junio del año pasado, previo a la muerte de los caninos, el hombre había expresado a sus vecinos la intención de matarlos para que no fueran entrenados en la jardinera de la colonia y posteriormente los hechos delictivos fueron grabados en un video, de modo que no pudo librarse fácilmente de ser culpable.
Durante la audiencia, la jueza determinó que, efectivamente, incurrió en tres delitos de maltrato agravado de animales y deberá pagar tanto con prisión, como económicamente que suma una multa de 151 mil 464 pesos por infringir un daño irreparable a la sociedad, otra de 2 millones de 145 mil 479 pesos como reparación del daño por la muerte de Athos y 223 mil 548 pesos por el fallecimiento de Tango.
Además, deberá parar los gastos de atención médica y funerarios (12 mil 600 pesos), así como 17 mil 328 pesos por la atención psicológica de Armando Édgar Martínez Olguín, quien era el cuidador de los animalitos.
Cabe recordar que, según información de la Cruz Roja, Athos era un perro especialista en labores de búsqueda y rescate, certificado internacionalmente ante la Organización Internacional de Perros de Búsqueda y Rescate; trabajó en la búsqueda de personas después del sismo del 19 de septiembre de 2017 en la Ciudad de México.
Mientras que el pequeño Tango se desempañaba en la atención emocional y por varios años apoyó a personas con traumas y conmociones, con altos niveles de estrés y de ansiedad después de vivir algún suceso trágico. Ambos fueron asesinados con salchichas envenenadas que arrojó Benjamín “N” a la casa donde vivían con su cuidador.
