Después de la catastrófica quiebra del Poder Judicial, todo parece indicar que el Gobernador Cuitláhuac García tuvo que “entrarle al quite” y poner orden entre los magistrados.
Y es que la escandalosa deuda de 500 millones de pesos fue la punta del iceberg de lo que la mala administración y despilfarro de las antiguas administraciones habían solapado, justificándose en la autonomía de la institución.
Debido a esto, todo apunta a que el gobernador tuvo que entrarle al quite y arreglar el desastre financiero, empezando por forzar una política de austeridad, a través del Plan de Eficiencia de Recursos y Austeridad, el cual envió directamente al Congreso para su aprobación, en donde, entre otros puntos, los magistrados tendrán que reducirse los millonarios salarios hasta en un 30 por ciento.
Y es que si algo ha caracterizado al gobernador, es un férreo compromiso con la austeridad republicana, principio gracias al cual ha logrado eficientar el gasto en el poder ejecutivo y sanear la finanzas, lo que entre otras cosas le ha valido la simpatía del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Le salió bien la jugada al gobernador y como resultado de su gestión 21 de 33 togados aceptaron la reducción del salario, los 11 restantes amenazaron con interponer un amparo en contra de la reducción, no obstante todo parece indicar que no les saldrá la jugada.
Así como el gobernador declaró abiertamente que “era una vergüenza que los magistrados ganaran más de 400 mil pesos al mes”, durante su visita a veracruz, el presidente también señaló el despropósito de los millonarios salarios, señalando que magistrados están para servir y que “si les parece poco ganar 100 mil pesos al mes, podían irse a un despacho privado”.
Y es que el gobernador aprovechó la visita del presidente para “mover los hilos” y como resultado, el tabasqueño señaló que, de ser necesario, presentará una nueva reforma con el fin de que ningún servidor público pueda ganar más que él.
Ya se verá si alguno de los magistrados veracruzanos se quiere poner al tú por tú con el “mero mero” del país.
